lunes, 14 de noviembre de 2011

Preocupante actuar del crimen organizado

 Preocupa al sector turístico que en la antesala del arranque de la temporada alta, nuevamente la zona hotelera de Cancún, pero en especial el área conocida como Party Center que incluye además el mercado de artesanías Coral Negro, continúe la venta y distribución de drogas sin el menor de los problemas, tal y como se confirmó la doble ejecución del pasado jueves. Hace tres años, el gobierno del Estado en conjunto con el municipio, echó a andar un proyecto para reforzar la seguridad en esa zona e incluso, se colocaron cámaras de videovigilancia que serían operadas por el C-4, pero esto sólo quedó en un intento más por pretender hacer bien las cosas.
Fue en la época de Salvador Rocha Vargas como secretario estatal de Seguridad Pública y Francisco Velasco Delgado (a) “El Vikingo” como titular de Seguridad Pública en Cancún, cuando se acordó el reforzar la vigilancia en la zona hotelera e incluso, se instalaron varias cámaras de seguridad que sólo sirvieron de adorno, pues nunca dieron resultados positivos.
Así, el tiempo ha pasado y la problemática sigue en aumento en cuanto a la venta y distribución de drogas en la zona hotelera, misma que quedó confirmada con la doble ejecución del pasado jueves y en donde Alejandro Tuc Puc y Héctor Ramírez Díaz, primero fueron levantados de la zona de playas y posteriormente ejecutados. Sus cuerpos fueron arrojados en la colonia Alamos.
Y es que, la historia de corrupción, venta y distribución de drogas en la zona hotelera de Cancón continúa y en donde brazaleteros y vendedores de “servicios turísticos” (tours), son quienes en pleno Party Center, los encargados de la distribución de los enervantes al servicio de “Los Zetas” y para hacer bien su trabajo, cuentan con el apoyo incondicional tanto de la Policía Turística como de la Policía Judicial del Estado (PJE) que no sólo les brindan protección, sino hasta llevan la mercancía para que sea vendida entre los turistas.
Estas revelaciones no hacen más que confirmar que la zona hotelera de Cancún representa para los cárteles de la droga, la rebanada mayor y más importante del pastel (la plaza), pues ahí cubren dos mercados que es en estos momentos el turismo nacional y los extranjeros.
Los principales punto de venta de drogas en el “Callejón de los Milagros”, como se le conoce al Party Center, son en las afueras de los bares y discotecas de la zona, y en estas áreas los que operan son los famosos brazaleteros que venden además de diversión a los turistas, enervantes principalmente de “Los Zetas”.
Además, esto deja ver el alto grado de corrupción y complicidades de los cuerpos policíacos, ya que se supone que en este “Callejón de los Milagros”, debería de haber funcionando al menos dos cámaras de videovigilancia, pero de ellas se desconoce su paradero. 

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